viernes, 22 de mayo de 2020

Cowboy Bebop; un viaje frenético hacia el vacío existencial




El anime de finales de los años noventa Cowboy Bebop ha pasado a la historia como una obra maestra de Shinichiro Watanabe. Ambientada en un futuro muy cercano, un grupo de caza recompensas recorre la galaxia en busca de ganarse la vida. Los personajes, entrañables y complejos, luchan por hacer su trabajo y lidiar consigo mismos dentro de una nave espacial llamada Bebop. Pero ¿cuál es el trasfondo que podemos encontrar dentro de esta historia que salta de un momento a otro, de una época a otra, sin permitirnos descubrir, hasta el final, el hilo conductor trágico que une a estas almas ambulantes? En este artículo presento una opinión personal que tal vez encuentres interesante. ALERTA DE SPOILER

                                     

Soledades compartidas

Desde un inicio encontramos fragmentos de una vida pasada en la que el protagonista Spike Spiegel parece haber dejado una historia inconclusa. Jet Black nos muestra momentos de su pasado como policía y los rezagos de una relación tóxica. Faye Valentine vive en otro tiempo que no es el suyo, trata de adaptarse pero sin lograrlo, su falta de identidad le impide saber qué esperar de ese nuevo mundo. Ed es una niña perdida, con una inteligencia privilegiada, pero sola. Ein, un perro de inteligencia superdotada, sólo ve ir y venir a sus amigos sin entender qué tanto buscan. Todos los personajes principales de esta historia parecen haber llegado a la Bebop porque sus vidas anteriores no funcionaron como lo esperaban y terminaron vagando por el espacio. Van arriesgando sus vidas porque en algún momento perdieron el sentido y en sus soledades compartidas puede ser que, sin querer, hayan encontrado el verdadero fin de la existencia.

Convivir sin apegos

Todos en la Bebop van y vienen a sus anchas, cada uno siguiendo pistas por su cuenta para luego, de vez en cuando coincidir y comenzar de nuevo el ciclo, esto se repite tantas veces que, al final, cuando cada uno decide retomar al fin historia inconclusa, no nos sorprende demasiado la abrupta y violenta separación. Incluso las aventuras que viven buscando y atrapando, de vez en cuando, a sus presas parecen tener otras recompensas menos gratificantes que el dinero, experiencias amargas, tristes, bizarras y agridulces son las que encuentran en sus empresas. Todo parece suceder en una especie de limbo en el tiempo y espacio de sus vidas, como si todo aquello fuera solo el preludio del final, la muerte anunciada.

El sentido de la vida

Al final de la serie, cada uno se encuentra cerrando su propio circulo, pero no es un cierre que nos brinde bienestar o alivio, al contrario, volvemos de súbito a enfrentarnos al verdadero sinsentido de la existencia. Terminamos preguntando ¿y todo esto para qué? Si al final la muerte alcanza al más hábil y carismático, si el que tiene que irse se irá, si el pasado tarde o temprano nos ha de alcanzar. Al final siempre terminamos solos y lo que pensamos que somos resulta ser solo un sueño del que no puedes despertar. De este modo Cowboy Bebop muestra una faceta del ser humano solitario, ávido de aventuras en pos de la supervivencia, construyendo cosas, cosas y más cosas para al final verlas disolverse en la nada.

Esta serie de animación japonesa cuenta con una calidad de primer nivel en cuanto a animación, historia y no se diga el soundtrack, pero lo más valioso puede ser el hecho de que logra enfrentarnos a una realidad irrefutable que se desenvuelve dentro de notros mismos, preguntas que nos acompañan toda la vida y se quedan sin respuestas, que se resumen en una sola gran incógnita ¿cuál es el sentido de todo esto?

Si quieres echarle un vistazo te dejo el link: 

https://animeflv.ru/anime/3534/cowboy-bebop-subbed 

 

See you Space Cowboy…          


miércoles, 20 de mayo de 2020

Empatía; el secreto de la unidad.


Reprimir tu sensibilidad para ser hombre

Desde niño he tenido una sensibilidad muy particular, siendo del género masculino nunca fue bien visto, pero tuve la fortuna de contar con una familia amorosa y comprensiva. No tuve tanta suerte con el entorno fuera de casa. Como hombre uno aprende a reprimir todo indicio de sensibilidad por ser sinónimo de debilidad para los demás, se vuelve necesario para la supervivencia. Crecí como niño, me desarrollé como hombre, me educaron como tal y la vida me hizo una persona muy resistente. Pero nunca se fue esa sensibilidad. Noté con el paso del tiempo que aquello era una parte de mí, una parte que solo entendía como una vulnerabilidad no deseada. 
Al hacerme adulto las exigencias por ser hombre aumentaron. Elegí trabajar un tiempo en el oficio que desempeñaba mi padre, el cuál aprendió de mi abuelo; la mecánica automotriz. En ese tipo de trabajo es indispensable mostrar continuamente que eres todo un hombre. Aprendes a resistir el dolor físico, no debes quejarte demasiado por cosas insignificantes como machucarte un dedo o recibir una descarga de la batería de un coche. El trabajo siempre se entrega a tiempo, así tengas que durar toda la noche para terminarlo. Debes saber alburear para defenderte de los albures de tus compañeros de trabajo, si no sabes simplemente tendrás que aceptar la humillación. La paga es merecida, así que no está mal que te gastes la mitad en borracheras con otros hombres igual de reprimidos que tú. Al fin seguirás siendo pobre y el lunes tendrás que volver a trabajar con todo y cruda. Porque eso es lo que hace un proveedor responsable. Puedes ser infiel, grosero, acosador, golpeador, alcohólico y serás aplaudido por tus semejantes masculinos, pero nunca debes dejar de proveer, eso no es de hombres
El trabajo me hizo fuerte, aprendí a reprimirme por mí mismo. La escuela me volvió disciplinado, logré obedecer órdenes con la promesa de llegar a ser alguien en la vida. Pero esa sensibilidad no terminaba por irse del todo, de pronto sentía unas ganas inmensas de llorar y "rajarme". La escuela me decepcionó muy pronto, el trabajo me hartó, y mi familia se desintegró de la forma más disfuncional posible. Pero no podía quebrarme como una "vieja". 
"Vieja", esa palabra ha resonado durante toda mi vida en mi cabeza, "lloras como vieja", "pegas como vieja", "te vistes como vieja", "eres vieja". Así que si iba a mandar todo a la mierda, tenía que hacerlo como "macho". Y lo único que se me ocurrió fue volverme un alcohólico y todo un hombre rudo disfuncional, reprimido y resentido. Y así estuve varios años, errando por la vida sin ningún sentido. Hasta que me cansé. Lo único que encontré verdadero en esos andares fue el arte, ahí podía dejar fluir esa pinche sensibilidad de "vieja" sin que me molestaran demasiado, pero no la acepté realmente, solo la disfracé.  

Sensibilidad y empatia


El arte me regaló amistades con sensibilidades desarrolladas e inteligentes. Allí encontré el amor de pareja; mujeres que realmente buscaban otro tipo de hombre, uno más sensible. En general encontré personas más  susceptibles a la empatia. Me acomodé allí por mucho tiempo, creí que había aceptado mi propia persona. Pero no fue así, una cosa es encontrar amistades que te acepten como eres y otra muy diferente es aceptarte a ti mismo. 

Lo que realmente me ha ampliado le horizonte es el hecho de descubrirme como persona, como ser, como humano. He sido oprimido por ser pobre, sensible, desempleado, drogadicto, alcohólico, depresivo, ansioso, etc. Pero, la gran ventaja de haber vivido todo esto es que, a la larga, se desarrolló en mí un alto grado de empatia, que me permite respetar a mis semejantes sin importar nada. No significa que no me haya equivocado, lo he hecho, tampoco es que ahora deje pasar todo, hay acciones que nunca podré tolerar, acciones injustas y evidentes, soy consciente de ello. Entiendo que cada quién debe luchar para no ser oprimido por nadie y bajo ninguna circunstancia. Que el que alza la voz es digno de respeto y admiración. Que si puedo ayudar, debo ayudar. Que si el tema no me incumbe o no se me pide que participe, debo hacerme a un lado. 

Allí en el fondo, debajo de todos los prejuicios y de todas las represiones podemos encontrar la esencia pura de lo que somos; sin género, sin complexión, sin color de piel y sin formas de pensar adoctrinadas. Encontramos el principio de energía de todo lo que es. 
Explorar nuestra facultad de ser empáticos no es comprender y apoyar desde una zona de privilegio, es volverte el otro, la otra, en esencia, no en apariencia. Es encontrar el secreto que nos une a todos y a todo. Para ser empáticos con los demás, empecemos por serlo con nosotros mismos, para ello tendremos que dejar de juzgarnos. 

Mi nombre es Sinhue Carreón Sánchez y he descubierto que soy transgénero, hago esta declaración abiertamente porque es lo que siento como correcto. Las decisiones que tomaré al respecto serán de la forma más responsable, segura y reflexiva. Debe quedar muy claro desde un principio: físicamente ahora soy hombre, pero toda mi vida me sentido más representado por el sexo femenino, mi preferencia sexual es hacia las mujeres, es decir, soy heterosexual, no soy gay. No estoy confundido, no es debido a ningún trauma de la niñez, nadie, absolutamente nadie es responsable de lo que me pasa, más que yo mismo. Y he descubierto esto tras una minuciosa introspección con apoyo y ayuda de profesionales en psicología y psiquiatría. 

Si buscan mayor orientación sobre el tema les dejo este enlace, ahí podrán encontrar una noción de lo que estoy viviendo. Pero siempre pueden buscar información por su cuenta. A todos mis amigo y familiares les digo: estoy totalmente abierto a dialogar sobre el tema, siempre y cuando se me trate con respeto y objetividad.

     

martes, 12 de mayo de 2020

¿Está en la naturaleza del ser humano reprimir y ser reprimido?

Id vs Súper Ego




Desde tu nacimiento has aprendido a desarrollar las herramientas que el cuerpo te brinda, para interactuar con el entorno. Inicias aprendiendo por instinto. Luego tus padres se encargan de mostrarte el camino para relacionarte socialmente: aprendes el idioma que ellos hablan, a vestirte como corresponde a tu genero, lo que debes decir y lo que no, en fin. A través de ellos aprendes a reprimir tus instintos para encajar en una sociedad, que aún no puedes comprender. 
De pronto, sin que nadie te haya preguntado, te encuentras en medio de lo que tu naturaleza te pide y lo que la sociedad te permite. Así, en este artículo busco hacer hincapié en reflexionar sobre el concepto de represión incluida en nuestro desarrollo personal y colectivo. ¿Será que somos naturalmente propensos a la represión? ¿Será que nuestro destino es buscar siempre reprimir a alguien o dejarnos reprimir?



Hace poco llegó a mis manos un libro muy interesante y revelador: "Eros y civilización" de Herbert Marcuse. Dentro de estas lineas encontré una verdad relativa, que al compararla con mi propia vida, resultaba bastante comprensible. Marcuse habla acerca de los estudios de Freud sobre el Id, el Ego y el Super ego. A lo que llamó Id no es más que nuestros instintos naturales, el Super ego representa lo que la sociedad nos dicta. Mediando estas dos fuerzas permanentes se encuentra el Ego, que termina por ser lo que muestras a los demás. En resumen te digo lo que yo inferí de toda esta información: 

  • Nuestra naturaleza es propensa a la autodestrucción
  • Si hiciéramos todo lo que el Id nos exige, terminaríamos destrozando toda nuestra "civilización". Piénsalo, los instintos son altamente peligrosos si se les da rienda suelta. Matar, si el instinto nos lo ordena, pone en peligro inminente a nuestro jefe o jefa.
  • Nuestro Super ego está conformado según la cultura predominante del lugar donde nos tocó crecer. Bajo esas leyes comprendemos lo que es correcto e incorrecto, lo que nos hace crecer y lo que nos destruye. El Súper ego es necesario para que logremos sobrevivir dentro de la sociedad. 
  • El ego es el instrumento para regatear con el Super ego para que nos permita, bajo ciertas condiciones, satisfacer nuestras necesidades instintivas básicas. Podemos comer; pero hay que ganarlo, podemos copular; solo para reproducirnos. Podemos matar; por una causa más grande que nosotros, previamente aprobada por la sociedad. El problema es que estas leyes no permiten la inclusión de algunos derechos irrefutables que terminan aplastados por la intolerancia.   
  • Cada uno, como individuo, lucha constantemente para salvar a su propio "yo" del constante ataque de estas dos poderosas fuerzas internas y externas. Algunos pierden la batalla frente a sus instintos y son destruidos por sí mismos, o por el castigo de la sociedad por poner en riesgo el bienestar común. Otros, terminan olvidando sus propios anhelos y derechos en pos de algún dictamen social auto-impuesto o forzado por otros. 
  • La libertad se puede encontrar en el equilibrio. El criterio bien alimentado, puede brindar las herramientas necesarias para no dejarse manejar del todo por el Id o sucumbir a la imposición de de las ideas del Super ego. 

Ejercer la facultad de nuestro propio criterio



Para responder la pregunta: ¿Está en la naturaleza del ser humano reprimir y ser reprimido? Debo decir que sí. Pero el hecho de que esté en nuestra naturaleza, no significa que no podamos elegir. Tenemos la opción de hacerlo consciente. Somos capaces de satisfacer nuestra necesidades sin afectara otros. Somos capaces de poner en duda las leyes que nos reprimen y cambiarlas, tomando en cuenta el bien común. Hasta ahora, la lucha de estas dos fuerzas nos han llevado hacia el caos. La represión acumulada durante mucho tiempo termina por producir un estallido incontrolable. Solo para terminar convirtiéndose en un nuevo tipo de represión. ¿Podremos encontrar, entonces, este equilibrio saludable como sociedad en algún momento?

No me considero experto en el tema, seguramente tú tendrás algo más interesante qué aportar. Mi intención es poner estos temas en la mesa de muchos que no se sienten confiados para opinar. No dudes en comentar, esta es solo una opinión personal sobre un tema que tiene mucho por escudriñar.       




El accidente

  No alcanzó a frenar, tal vez porque estaba ebrio. Pero él siempre estaba ebrio, así estaba acostumbrado a manejar. Todos frenaron excepto ...